miércoles, 8 de mayo de 2013

La Casa del Águila o el recuerdo de lo nunca visto

 

La casa del águila es una casona imponente e intimidante ubicada en el barrio Flor de Maroñas, en el cual nací.

En mi niñez escuché infinidad de terribles historias referidas a esta casa.

Sin duda el hecho de que estuviera deshabitada, de que en su frente hubiera ornamentos en forma de cadenas y de que su frontispicio estuviera coronado por la escultura de un águila con las alas desplegadas y su pico abierto mirando fieramente al ocacional visitante, alimentaba la fantasía de los vecinos que hablaban de asesinatos, gritos incomprensibles durante la noche (si con lluvia y tormenta eléctrica mejor), de fantasmas, de esqueletos con grilletes en los sótanos, etc.

Los escasos datos reales cuentan que fue construida en el siglo XIX por un militar; una villa solariega para escapar de los tórridos veranos. Todavía puede leerse en su frente: Villa Justina, tal vez en homenaje a su esposa.

Mis amigos y yo convivimos en nuestra infancia con la amenazante presencia de esa casona.

Era común que en alguna noche se presentara el reto de ir a la casa del águila para medir la valentía de algún incrédulo.

Obvio es decir que nunca ninguno de nosotros tuvo el valor suficiente para entrar en la casa, a lo máximo que llegábamos era a pasar corriendo frente al enorme parque que la rodeaba, mientras gritábamos, tal vez para espantar el miedo.

En lo personal la casa del águila siempre ejerció un sentimiento contradictorio de atracción y rechazo. Atracción por su difusa historia y su desconocido interior, y rechazo por el tenebroso aspecto de su arquitectura y también, tal vez, por miedo a que lo que de ella se hablaba fuera cierto.

En el año 2003, vaya a saber por qué, la casa del águila volvió a mi mente, comencé a realizar una serie de pequeñas acuarelas que servirían, a modo de estudios, para un trabajo más ambicioso en el cual intentaría materializar en imágenes lo que nunca ví y siempre me obsesionó: el interior de la casa.

Tal vez por pereza o porque el interés se haya diluido, nunca concreté dicho trabajo. Lo único que quedó son estas pequeñas acuarelas.

En el año 2004 volví a la casa del águila a tomar algunas fotografías, después de casi veinticinco años de haberla visto por última vez.

A continuación publico algunas fotografías y la serie de acuarelas, que no son más que la imaginación de la infancia distorsionada por el tiempo.

 

 

 

La Casa del Águila - acuarela - 14 X 13 cms.

 

La puerta tapiada - acuarela - 18 X 25 cms.

 

La habitación de los vidrios - acuarela - 10 X 10 cms.

 

El espejo - acuarela - 14 X 20 cms.

 

La luz de la mañana - acuarela - 13 X 20 cms.

 

La habitación inundada - acuarela - 15 X 22 cms.

 

La pared de las fotografías - acuarela - 13 X 19 cms.

 

El velo de la luz - acuarela - 13 X 17 cms.

 

La capilla - acuarela - 24 X 31 cms.

 

Las horas del día - acuarela - 12 X 48 cms.

 

El redención de la luz - acuarela - 13 X 17 cms.

 

El vitral - acuarela - 14 X 22 cms.

 

 

 

 

Fotografías de la casa del águila tomadas en el año 2004

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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