sábado, 18 de mayo de 2013

La cursiva ha muerto...¡viva la cursiva!

 

 

 

ace algunos años comenzaba el curso de dibujo que dicto en la Facultad de Diseño de la Universidad ORT, diciendo a mis alumnos que así como cada uno de nosotros tiene una forma particular de graficar nuestra escritura, también tenemos una forma particular de graficar nuestro dibujo. Y agregaba que el hecho por el cual no habían encontrado una huella particular para sus dibujos se debía a la sencilla razón de que naturalmente habían dedicado más tiempo a escribir que a dibujar.

El razonamiento me parecía absolutamente lógico y estaba respaldado por una reflexión del pintor Francis Bacon, quien afirmaba que sus pinturas intentaban plasmar las pulsiones de su sistema nervioso.

La relación entre el dibujo, la pintura y la escritura me parecían indisolubles. De hecho el expertisaje que se realiza a una obra de arte para verificar su autenticidad se basa fundamentalmente en la huella particular de la grafía o la pincelada del artista, al igual que el grafólogo analiza las huellas particulares de una escritura para determinar su autenticidad o los rasgos de carácter de su autor.

Mi razonamiento era sólido, lógico, pero no consideraba un enorme detalle: la realidad actual. Lo que derrumbó mi teoría sucedió un día en que pedí a mis alumnos que pasaran al frente y escribieran en el pizarrón la palabra ,"dibujo". La propuesta era que escribieran como lo hacían habitualmente, y el resultado fue desconcertante: todos escribían con letra de imprenta y con mínimas diferencias entre uno y otro; sin duda un enorme dolor de cabeza para un grafólogo. Al preguntar por qué todos habían escrito con letra de imprenta, recibí las siguientes respuestas: A) en la secundaria los profesores pedían que escribieran con imprenta para hacer más legibles los textos, B) la incidencia de la computadora, C) mayor velocidad de escritura, etc.

A partir de ese momento comencé a observar la escritura de personas de mayor edad que mis alumnos y llegué a la conclusión de que esta práctica se extiende hasta personas que en la actualidad tienen promedialmente treinta y cinco años de edad.

Este hecho puede ser considerado intrascendente, pero en lo personal creo que estamos asistiendo lenta y secretamente a una enorme pérdida cultural: el fin de la escritura cursiva.

Está claro que la escritura tiene un fin práctico que es el de comunicar ideas a través de signos llamados letras y esto lo logra con creces la letra de imprenta, pero también tiene o mejor dicho tenía, un fin estético. ¿Por qué excluir la belleza de la escritura? Y me apresuro a pedir excusas por utilizar una palabra tan antigua y fuera de moda como belleza.

No es mi intención caer en la defensa de un esteticismo hueco. No. El contenido es fundamental pero ¿por qué no puede estar acompañado de una bella e intransferible apariencia? La escritura manuscrita actual tiende a la homogeneización y por lo tanto a la despersonalización.

Todas nuestras acciones tienen un carácter simbólico y sin duda la escritura no escapa a ello, demostrando un signo terrible de nuestra época: la masificación y la actitud indolente ante un punto de vista personal.

Pero no todo es tan apocalíptico, en los últimos años muchos jóvenes, y reitero jóvenes, han vuelto a la práctica de una disciplina casi extinguida, la caligrafía. Estos jóvenes vienen del diseño gráfico, (con un interés particular en la tipografía), del dibujo, la ilustración etc. Y paradójicamente han encontrado una brisa fresca en esta disciplina que se pierde en la noche de los tiempos. La escritura cursiva ha muerto, pero hay que tener fe en el más hondo sentido religioso de que algún día resucite.

A continuación algunas imágenes que evidencian el problema y algunos videos e imágenes que auguran un cambio.

 

 

ALGUNOS EJEMPLOS DE ESCRITURA ACTUAL

Los mismos fueron realizados por personas de entre 18 y 20 años.

 

 

Ejemplos de escritura cursiva realizados por otras personas de la misma edad.

 

 

 

Algunos ejemplos de escritura cursiva

 

 

 

 

 

 

 

 

Los siguientes videos muestran el trabajo de algunos calígrafos jóvenes que actualmente practican esta disciplina casi extinguida, sin duda en la convicción de que un texto no se agota en su enunciado, sino que además puede ofrecer un disfrute estético a quien lo lee.

 

 

 

 

 

 

1 comentario:

  1. ¡Álvaro!

    Es todo un tema este... creo que esto que sucede ahora es un nuevo ciclo que ya ha sucedido antes. Desde el fin de la edad media en adelante se ha tendido hacia la velocidad en la comunicación (a veces antes que la calidad).

    El primer paso fue la imprenta, donde se pasó de tener que copiar un libro a mano a en cuestión de semanas/meses. De todas maneras imprimir un libro seguía siendo costoso, por lo tanto la caligrafía se mantuvo como disciplina.

    A medida que pasaban los años las nuevas tecnologías (sobre todo con más tarde con la revolución industrial) lograron hacer que el libro fuera algo fácil de imprimir. Esto genero que la caligrafía fuera perdiendo importancia paulatinamente.

    Así fue hasta 1860 (más o menos) con la invención de la máquina de escribir, que marcó un quiebre un poco en el asunto. A partir de ese punto ya casi no se utilizaba caligrafía. Pasaba lo mismo que esta pasando (hace ya varios años) con la computadora.

    Pero en 1900 surge el movimiento Arts & Crafts, con Morris, que intentaba recuperar los valores de la edad media en el arte, alejandose de la máquina y haciendo todo artesanalmente. Otra figura importante en este movimiento fue Edward Johnston (que casualmente es uruguayo), el fue el que reivindicó la caligrafía como arte en todo europa, dandole una cara nueva y cargandola de valor nuevamente.

    Yo creo que algo similar esta pasando hoy en día, la caligrafía se esta reivindicando paulatinamente, con figuras como Luca Barcelona, Niels 'Shoe' Meulman, Gabriel Martínez Meave, Seb Lester, Jake Weidmann, Frank Ortman, etc... Que además lo aplican a las artes gráficas en su amplio sentido (Arte Urbano, Diseño Gráfico, Etc..) donde tiene sentido aplicarlo hoy en día.

    Veremos que nos depara el futuro,
    ¡Abrazos!

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